Guilty

Si fuera posible prever aquel minuto de nuestra existencia en que pisamos ese territorio extremadamente lábil, en el que un acto que creemos bueno, se transforma una fatalidad, sería posible quizás, huir de sus brutales consecuencias y culpas definitivas. Quizá, solo quizá escaparíamos. Möller sabe muy bien cómo subyugar nuestra atención y “compasión” hacia ese momento en el que la tensión sigue al vacío brutal de lo horroroso y el sinsentido de la condición humana.


Podría decirse que este filme solo sigue la propuesta de “Ivan Locke”, sin embargo, el alcance de la tragedia lo eleva a una condición singular. El protagonista, un degradado policía, asfixiado y enfermo en una locación abrumadora como oficial que solo debe responder llamadas de urgencia al estilo 911, carga con el peso de un engaño que se concretará al día siguiente frente a la justicia y, su turno en la central de llamadas se transforma en la antesala de la mentira que ha urdido con su compañero para volver a las calles como policía “de verdad”.


 

"... Una historia tan sorpresiva y de la que no escapamos indemnes. Nosotros también culpamos y no hay redención. Los deseos de salvar(nos) una vida, de liberar(nos) de la opresión, de redimir(nos), de estar ahí para otros al filo de la muerte, nos colma con un aura mesiánica que solo resulta en la perdición absoluta".


Su castigo comienza con un simple “Hola, cariño” del otro lado del auricular de una de las llamadas de urgencia, que lo sitúa en el cruce entre su posible salvación o la destrucción total de su carrera, de su persona. Tal como esos destinos que inexorablemente no podían ser superados y tanto dioses como hombres, sucumbían y pagaban cruentamente, Asper Holm, cae ante su ceguera.


La acción gira hacia un papel en el que solo con llamadas plenas de emociones desgarradoras (las voces de una mujer supuestamente secuestrada-Iben-, una niña sola la casa del horror, un marido-asesino y los demás personajes que interactúan en un coro hilado por su única voz) construye un drama invertido: lo que cree, no es; lo que piensa, no existe; lo que hace, no sirve; lo que ve, desaparece. Una historia tan sorpresiva y de la que no escapamos indemnes. Nosotros también culpamos y no hay redención. Los deseos de salvar(nos) una vida, de liberar(nos) de la opresión, de redimir(nos), de estar ahí para otros al filo de la muerte, nos colma con un aura mesiánica que solo resulta en la perdición absoluta.


Lo que pretendíamos salvar era lo que debíamos condenar. Ceguera. Caída. Desgracia. Tragedia. Entonces: solo la culpa.


“La Culpa” (DEN SKYLDIGE)
Director: Gustav Möller
País: Dinamarca
Año: 2018

Ayudamos a dar vida a tu idea
La ponemos en la retina de tu público objetivo,
Todos los géneros, literatura,ciencia,investigación.

envíanos tus propuestas
MANTÉNTE EN CONTACTO